¿Cuáles son las principales opciones terapéuticas disponibles en la actualidad?

Uno de los tratamientos integrales en el paciente oncológico es el manejo del dolor, sin embargo en la mayoría de los casos el médico lo deja de lado. El paciente oncológico experimenta dos tipos de dolor: agudo y crónico. El agudo, por lo general se presenta en aquellos pacientes que son sometidos a intervenciones quirúrgicas, ya sea como tratamiento único o parte complementaria de su tratamiento, este dolor es propio del proceso quirúrgico y proceso posoperatorio.

El dolor crónico, refiere el dolor desarrollado por el propio tumor y experimentado en el paciente al menos durante 30 días continuos. Algo importante de mencionar es que no todas las neoplasias son capaces de producir dolor en el paciente, pero un porcentaje muy alto de estos tumores son capaces de desarrollarlo en algún momento del proceso patológico; el dolor crónico también se puede presentar en pacientes con neoplasias de gran tamaño, sobre todo por compresión de tejido sano adyacente, ejercido por el crecimiento descontrolado de las células tumores, el dolor crónico también se presenta en tumores irresecables los cuales permanecen durante mucho tiempo, metástasicos sistémicas o en pacientes terminales con o sin asociación de enfermedades concomitantes o síndromes paraneoplásicos.

En ambos casos, el manejo farmacológico multimodal debe de ser considerado, ya que la base de esta terapia se centra en el bloqueo de una o varias de las rutas presentes en el proceso de nocicepción. Es por ello que se debe de contemplar el uso conjunto de fármacos para el control adecuado del dolor nocioceptivo (visceral o somático superficial y profundo) y el dolor neuropático.

Cuando se habla de intervenciones quirúrgicas, es necesario implementar la analgesia desde el proceso preoperatorio y mantenerlo durante el periodo perioperatorio y posoperatorio. Actualmente, es necesario el uso conjunto de diferentes grupos de fármacos para lograr el control doloroso de manera adecuada, entre los fármacos más utilizados se encuentran los analgésicos antinflamatorios no esteroideos (AINEs) como: carprofeno a dosis de 2 a 4 mg/kg cada 12 a 24 horas en caninos, meloxicam a dosis de 0.2 mg/kg dosis inicial y 0.1 mg/kg cada 24 horas dosis de mantenimiento en caninos, 0.1 mg/kg dosis inicial y 0.05 mg/kg cada 24 horas dosis de mantenimiento en felinos, también se pueden utilizar AINEs selectivos como firocoxib a dosis de 5 mg/kg cada 24 horas en caninos; analgésicos opioides como: morfina a dosis de 0.1 a 1 mg/kg IV cada 6 a 8 horas en caninos y 0.05 a 0.25 mg/kg cada 6 a 8 horas IV en felinos o tramadol a dosis de 2 a 5 mg/kg IV, IM o SC cada 6 a 8 horas en caninos y felinos; agonistas adrenérgicos ? 2 como: dexmedetomidina a dosis de 1 a 2 µg/kg/hora en infusión intravenosa continua (IIC) y anestésicos locales como: lidocaína a dosis de 1.5 a 2 mg/kg dosis de carga y 30 a 50 µg/kg/min en IIC, además de bupivacaina de manera tópica, sobre todo en procedimientos quirúrgicos radicales como las mastectomías o amputaciones de miembros.
Otro tipo de fármacos no convencionales, pero que tienen una gran relevancia en pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos extremos, son los antagonistas de los receptores N-metil-D-aspartato (NMDA) como: ketamina a dosis de 0.6 mg/kg/hora en infusión continua, que a microdosis han mostrado grandes efectos favorables primordialmente en el dolor de tipo neuropático central o periférico. Las combinaciones de algunos de estos fármacos en aplicación IIC (ketamina + lidocaina), han demostrado una recuperación favorable en pacientes con dolor moderado y severo (Tabla 1).

En el caso de los pacientes con enfermedad crónica, el uso de AINEs ha sido ampliamente estudiado y recomendado, no solo por sus atribuciones analgésicas y antiinflamatorias, sino también, como parte complementaria de la quimioterapia citotóxica y metronómica, esto debido al bloqueo de la isoenzima COX2, ya que se ha observado que múltiples neoplasias tienen una sobreexpresión de esta isoenzima, relaciona al proceso inflamatorio y al proceso de angiogénesis tumoral.

 


Los opioides son el pilar fundamental del tratamiento analgésico en la oncología, gracias a sus bondades terapéuticas y a la reducción de efectos secundarias, los más utilizados son morfina, fentanilo a dosis de 5 a 20 µg/kg en caninos o de 5 a 10 µg/kg en felinos como dosis de carga, para continuar con IIC a dosis de 0.3 a 0.7 µg/kg/minuto. Otro de los opioides ampliamente utilizado sobre todo en felinos es la buprenorfina a dosis de 0.01 a 0.02 mg/kg cada 6 a 8 horas en caninos y 0.066 mg/kg cada 6 a 8 horas en felinos; por otro lado, en los últimos años otro tipo de fármacos no convencionales, se han empleado para el tratamiento de dolor neuropático, entre ellos encontramos a los anticonvulsivos, los cuales inhiben la liberación de neurotransmisores excitatorios (sustancia P y glutamato), entre los que encontramos: gabapentina a dosis de 3 a 10 mg/kg cada 8 a 12 horas en caninos y 5 mg/kg cada 12 horas en felinos, además de pregabalina a dosis de 4 mg/kg cada 12 horas en ambas especies; otros fármacos empleados como adyuvantes son los antidepresivos tricíclicos como: amitriptilina a dosis de 0.5 a 2 mg/kg cada 12 a 24 horas en caninos y felinos. El uso de antagonistas de los receptores NMDA también pueden ser utilizados de manera oral y por tiempos prolongados, entre los fármacos más empleados se encuentran: amantadina a dosis de 1 a 5 mg/kg cada 24 horas en caninos y 3 mg/kg cada 24 horas en felinos, así como dextrometorfano a dosis de 0.5 a 2 mg/kg cada 12 a 24 horas en caninos.

El tratamiento del dolor en la oncología, permite mantener al paciente asintomático; lo que proporciona buena calidad de vida durante su periodo de sobrevida.

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